Como poeta, Lord Tabley no puede ser mencionado entre aquellos que han sido poseídos por una inspiración subyugante. Aquí el poderío del poeta, aparte sus esfuerzos dramáticos, culmina en el grandioso «Jael», el singularmente intenso «Count of Senlis», y el patético «Ocean Grave»; y como el volumen se centra principalmente en la descripción de la naturaleza y en la expresión de sentimientos subjetivos -especialidades en las que él se encontraba enteramente como en casa-, el autor está menos en deuda que antes con sus predecesores.